He encontrado un interesante artículo de Sandra Ferrer Valero sobre Beatrix Potter en su espacio, su blog donde visibiliza la biografía de mujeres que escribieron alguna página de la historia y he querido recoger esta reseña en mi blog educativo para continuar dando visibilidad a Beatrix Potter y el espacio de Sandra Ferrer. 

Beatrix Potter vivió en la Inglaterra Victoriana, en una familia acomodada que disfrutaba de la vida gracias a las rentas. Educada por institutrices, Beatrix amó siempre la naturaleza, a la que observó, estudió y analizó. Su pasión por el mundo natural la llevó a hacer importantes descubrimientos en el mundo de la micología y a convertir a sus amados animales en protagonistas de los más hermosos cuentos infantiles. Su entrañable Conejo Perico sobrevivió a su creadora y se coló en los hogares de muchos niños de todo el mundo.

En un hogar victoriano
Helen Beatrix Potter nació el 28 de julio de 1866 en Kensington, Londres, en el seno de una típica familia victoriana. Su padre, Ruper Potter, era abogado de carrera pero casi no ejercía y su madre era ama de casa y una perfecta anfitriona para las muchas visitas que recibía en su hogar. Los Potter tenían una vida acomodada, viviendo sobretodo de las rentas familiares en una hermosa casa plagada de sirvientes. Beatrix tuvo un hermano llamado Bertam. Los dos niños fueron criados y educados por niñeras e institutrices en la parte alta de la enorme casa familiar, donde se encontraba la habitación de los niños. Allí Beatrix y su hermano pasaron la mayor parte de su infancia, alejados de sus padres, demasiado ocupados en una intensa vida social. A pesar de que su hermano Bertam era seis años menor que ella, la pequeña Beatrix tuvo una muy estrecha relación con él, el único miembro de su familia con el que más convivía. Cuando Beatrix tuvo edad de empezar sus estudios, no fue al colegio sino que la gran habitación infantil se convirtió en una escuela privada para ella y su hermano.

Beatrix y Bertam suplieron la falta de amigos con su amor por los animales. Perros, conejos, ratones o ranas llenaron de alegría sus estancias infantiles.

* Texto extraído de  https://www.mujeresenlahistoria.com/


Me ha resultado muy interesante esta reseña que he encontrado en el Canal Lector en la red.  He creído adecuado recogerla en este humilde espacio,  para recomendarla a las familias y a otras docentes. 
Camino de la escuela, padre e hija transforman el paisaje urbano, frecuentemente gris y anodino, en un universo de fantasía en el que los coches pueden ser amistosos animales y la fauna salvaje campa a sus anchas entre calles y aceras. 
La imaginación es un ingrediente secreto con el que es posible transformar las cosas que ocurren alrededor. 
La complicidad entre los protagonistas, discapacitados visuales, se hace evidente a cada paso. Juntos comprenden mejor cada sonido y describen el camino perfecto, radiografían los sentimientos de aquellos con quienes se cruzan, comparten esencias y recuerdos, incluso bailan como si fueran los Fred Astaire y Ginger Rogers del XXI al son de la alegría. 
La travesía en su compañía es emocionante y convierte la realidad en un entorno más feliz, mágico y armónico.
El regreso de Gonzalo Moure, uno de los más destacados autores de literatura infantil y juvenil, posee el magnetismo de sus narraciones clásicas, cualidades que se potencian con el tratamiento que la artista barcelonesa María Girón confiere al apartado gráfico, tan poético como evocador y desnudo de artificios, un deleite para los sentidos."

 

 

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