Río Experiencias

A primera hora de la mañana de ayer, recibimos en el aula a D. Antonio, el abuelo materno de Álex. Él vino a contarnos recuerdos de su infancia, era una de las actividades de nuestra propuesta didáctica para trabajar el Día Universal de la Infancia ( 20 Nov), coodinada desde el II Plan Estratégico de Igualdad entre hombres y mujeres del centro. 

Ha sido una gran experiencia en donde hemos disfrutado tanto alumnado como las Seños, pero me consta que aún más a nuestro querido abuelo Antonio. Os cuento...

D. Antonio llegó al cole a primera hora de la mañana, acompañando a la fila a su nieto, espero pacientemente a que todo el alumnado del centro subiera y con mucha educación y prudencia, esperó a que yo le llamara e indicara que podía entrar en el aula. Esta discreción y educación me ha gustado mucho. 

Una vez en el aula y estando el alumnado ya preparad@s con sus sillas para escuchar al abuelo. Saludamos al entrar y el abuelo se colocó en el sitio preparado para ello. Álex fue el encargado de presentar a su abuelo: "Os presento a mi abuelo Antonio, él ha venido a contarnos cosas de cuando estaba pequeño".

El abuelo comenzó diciendo que estaba muy emocionado y algo nervioso por estar allí, sobre todo porque quería hacerlo bien. El grupo comprendió ese sentimiento, ¡ ell@s ya saben de emociones !.

Sutilmente nos traslado unos 60 años atrás, en donde era un niño de casi la edad de Álex e iba a un colegio solo de niño, su maestra se llamada Dª Rosita y nos habló del desayuno que daban en el colegio : leche en polvo que tenían que hacer allí mismo y ellos, ordenados en fila y con una tacita de metal, esperaban el turno para que le dieran la leche. Por la tarde, su maestra partía queso a partes iguales y les repartía una cuña a cada uno. 

Nos habló de los juegos en las calles de Motril, algunas de las calles estaban asfaltadas, las del centro sobre todo, el resto de callejuelas eran de tierra y es donde los niñ@s jugaban con huesos de melocotón que en ocasiones, iban al mercado a por ellos. También jugaban a las canicas, a las bolas o bolíndros que había de hierro, de arcilla, de cristal... y sobre todo jugaban con un tejo o piedra de ladrillo, la cual lanzaban para sacar trocitos de cartón, colocados en un triángulo dibujado en el suelo.

Nos habló del buen comportamiento en los colegios y en las aulas, del respeto a las maestras y maestros. 

Nos explicó que antes los niños y las niñas no estaban juntos en las aulas, sino que había clases de niños y clases de niñas, es más, colegios de niños y de niñas. Hablamos también de los pizarrines en clase.  

D. Antonio dió vida de nuevo a dos preciosas poesías que yacían en su cabeza desde casi que era niño. La primera nos hablaba de los sentimientos de un caballito de cartón y la segunda, nos transportaba a las vivencias de un mundo al revés, con mucha ironía. 

En clase el día anterior habíamos preparado una serie de preguntas para hacerle al abuelo, todas ellas referidas a los juegos de su infancia, a su colegio, ... fue respondiendo con calma y paciencia a cada una de ellas. 

Nuestro querido abuelo, portaba en las manos un sobre mediano de color amarillo. El alumnado lo había visto desde el inicio, pero nadie preguntó, supieron esperar y atender. Entonces llegó el momento en el que el abuelo comenzó a sacar unas fotografías muy antiguas. Su hija Mírian y él las habían preparado dias anteriores. Y comenzó a enseñarnos y a explicarnos una por una. 

 

Para terminar, tras unos 45´de actividad. Le he dicho al abuelo que enseño a mi alumnado a ser agradecid@s, para ello me tienen que ver que yo soy agradecida y le agradezco su tiempo, cariño, recuerdos y atención a mi alumnado. Es el momento en el que Álex me entiende con la mirada y se levanta a buscar un Cariñograma que le teníamos preparado al abuelo. Es un corazón con el nombre de todos los niños y niñas de la clase y un mensaje cariñoso y de agradecimiento detrás, copiado por su nieto. 

Nos despedimos del abuelo no sin antes invitarle a que volviera y a decirle que aqui tenía su aula. 

Y sentado en el Sillón de los Abrazos, dí permiso para que ejecutaran su Gran Abrazo. 

 Acompañé al abuelo a la puerta de clase, al hall del colegio, le devolví su paraguas y su chaquetón y le sentí tremendamente agradecido y emocionado. 

                 

Muchas gracias de nuevo D. Antonio y esto del D, es que a mí en mi escuela me enseñaron a decir de D. a las personas mayores y mostrarle asi mi respeto y mi cariño.