Mi abuela con 14 años |
Con esta entrada doy respuesta a una de las tareas del diario de aprendizaje, que se propone en el curso MOOC, "Educación para la igualdad" que estoy realizando actualmente.
El título de la tarea me lleva sin lugar a dudas, a mi abuela Carmen Castillo Rodríguez que aunque murió con 80años y hace ya veinticinco años de ello, el amor que nos teníamos no nos ha separado con la muerte. Ella nació en un cortijo de Cotobro, cerca del pueblo de Almuñécar, yendose a vivir al pueblo cuando se casó con mi abuelo.
Detrás de la palabra abuela hay una emotiva historia, porque verdaderamente no es la madre ni de mi padre ni de mi madre, sino que repito, es una larga y generosa historia. En casa le llamabamos "Mama". Creo que el sentir de esta palabra, condensaba lo mejor de las madres y lo mejor de las abuelas. Ella era única y sigue siendo única, irremplazable e irrepetible para nosot@s.
Dejó huella en mi alma y en mi corazón. Me acompañó toda una vida entera, su vida dedicada no solo a mí, sino a toda la familia. Antes, no hace mucho tiempo que las familias en los pueblos, viviamos juntos en la misma casa, así nosotros viviamos en la casa familiar grande y centrica del pueblo. Mi padre, mi madre, mi hermana, mi papa ( su marido), mi mama y yo. Pero ella era la madraza de todos.
Ella era quien dedicó todo su trabajo a las tareas de casa, las compras, la comida, la limpieza,.. junto con mi madre pero era ella quien regía toda la organización. Siempre con mucha generosidad y esfuerzo, con cariño y atención... me cuidaba cuando yo enfermaba, me llevaba al colegio, me escuchaba, me preparaba la comida,...fui creciendo bajo su amparo y de adolescente ella era quien me entendía mejor que nadie. Siempre me hablaba de su vida, de su pasado, de cómo eran las cosas en 1909 cuando ella nació, me hablaba de la guerra civil española, siempre sin rencor y desde la concordia y el perdon, pero pretendia que yo conociera la memoria historica.
Ella quería que yo y mi hermana, fueramos mujeres cultas, que pensaramos y decidieramos por nosotras mismas, nos quería educadas y fuertes, yo creo que a pesar de no haber ido mucho a la escuela, tenía una gran enseñanza de vida, un gran sentido común, bien porque la vida te lo da o por todas las circunstancias que le había tocado vivir.
Ahora tengo cuarenta y nueve años, llevo veintisiete años trabajando de Maestra de Infantil, es mi vida y mi vocación. Tengo una hija de 17 años y un hijo de 14 y mi "Mama" ha sido tan importante para mi, que yo les he enseñado a quererla sin conocerla. Para que ella siga viva en ell@s. Porque sé que de alguna forma, sigue cuidando de nosotr@s, la siento muy presente y es un placer para mí hoy, dedicarle estas humildes palabras que salen desde mi alma y mi corazón.
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