Este ha sido el cariñograma que mi alumnado de 4 años B se han llevado hoy a casa. Es una de las actividades dentro del Rincón de las Emociones de mi aula. En la sencillez de las pequeñas cosas, encontramos los tesoros más preciados.
Todo comenzó al inicio de curso, cuando una alumna me regaló una preciosa piedra personificada. Entonces pensé, que podía hacerles un cariñograma personificado yo a ell@s, a la vez que hablábamos y pensábamos sobre lo iguales y diferentes que somos a la vez.
Las piedrecitas son de una de las playa de Almuñécar, mi maravilloso pueblo. Reconozco que al inicio recapacité y no veía bien la idea de ir cogiendo piedras de las playas y llevarlas a otro lugar. Pero ¿ quién no se ha traído un pequeño y preciado botecito de arena de Zahara de los Atunes ?, ¿de una cala nerjeña o de una espectacular playa almeriense?. No quiero acostumbrar a mi alumnado a que vaya cogiendo piedras de lugares importantes o antiguos como podría ser el Conjunto Arqueológico Baelo Claudia o el Acueducto Romano de Almuñécar. Por esto tengo que reconocer que sopesé mucho la posibilidad de no hacer la actividad pero al final pensé que eran sencillas piedras.
Y el valor de esas pequeñas y sencillas cosas ( piedras ), el reconocerlas y tenerlas en nuestras vidas, nos hace valorarlas.
Creo que hace grandes también sus corazones porque trabajamos la inteligencia emocional en ell@s, enseñandoles a saber mirar , descubrir y valorar lo pequeño.
Se llevan un precioso cariñograma y por detrás, mi corazón siempre con ell@s y sus familias.
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