Una mañana llega ese niño y no otro, trayéndome una preciosa flor entre sus manos y una ilusión en su mirada. Y su madre detrás, agradeciéndote tu trabajo y tú paciencia ... tremendamente emocionante.
Venían de camino al colegio y al pasar por los puestos de flores del mercado de S. Agustín, le ha pedido a su madre que le compre una flor para llevarsela a su Seño.
Es nuestro trabajo podríamos pensar, no tienen la obligación de regalarnos nada, pero si el deseo y el agradecimiento y eso nunca debe frenarse, al contrario, debe de ser bien recibido y agradecida estoy.
" La enseñanza que deja huella no es la que se hace de cabeza a cabeza, sino de corazón a corazón" Howard G. Hendricks
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