viernes, 21 de septiembre de 2018

Me siento triste


Sentirse triste no es malo. Tenemos derecho a sentirnos tristes y a vivir esa tristeza. Tenemos que proporcionar a nuestro alumnado y a nuestros hijos e hijas una autoestima sana, recursos y estrategias  para saber gestionar y manejar esa tristeza, como viene ocurriendo en estos primeros dias a la entrada de clase de algunos niños y niñas, lo que considero dentro de la normalidad y por eso, he recurrido a esta sencilla y emotiva historia.

Hay muchos momentos  que hacen que nos sintamos tristes, tanto los adultos como las niñas y los niños. Momentos como la separación temporal de mi madre o de mi padre cuando e tengo que poner en la fila para entrar en el cole, como  la muerte de una persona importante en sus vidas o de una mascota, la ruptura familiar, una enfermedad... pero el amor de las familias y de los docentes les ayuda a sentirse valios@s, les da seguridad y  les ayuda a gestionar esas emociones.

Uno de los mejores regalos que podemos darle a nuestros hijos e hijas y a nuestro alumnado es la lectura de una historia, es un momento sencillamente maravilloso y mágico. Estar sentada en la alfombra, en una mesa, apoyada en la mesa de la profesora o andando por la clase con un libro entre las manos y sus caritas, sus ojos expectantes es un momento único que solo se vive en una clase o cuando estamos con un niño o una niña y un cuento. 

Hablar con el alumnado sobre emociones y sentimientos es lo que les va a ayudar a saber expresar cómo se sienten. Hablar de la alegria, del miedo, de la tristeza o de la rabia, les va a hacer ir  aprendiendo a entender sus emociones y en definitiva  les estamos educando en emociones. 

En la mañana de hoy les he leído este cuento y les he prometido que a modo de Cariñograma de hoy viernes, les iba a grabar en un audio la lectura del cuento y se la iba a enviar por watsa a la madre delegada para que esta noche, tuviesen mi presencia a través de la palabra y de la historia. Asi se lo he prometido y asi lo he hecho, las promesas son para cumplirlas, me enseñó mi abuelo. Deseando que disfruten hoy y siempre tanto de leer un cuento como de contar un cuento y agradecerles siempre el momento mágico que me hacen vivir. 

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