Francisco M Ortega nos envia este poema de Federico García Lorca para compartir.
Salen los niños alegres
de la escuela,
poniendo en el aire tibio
del abril canciones nuevas.
¡Qué alegría tiene el hondo
silencio de la calleja!
Un silencio hecho pedazos
por risas de plata nueva.
F. G. L
Este poema de juventud es un hermoso canto de García Lorca a la infancia, a esa añorada etapa de su vida en la que se sintió inmensamente feliz, entre juegos, canciones y correrías en la campiña granadina que tanto amó. Él mismo nos dijo que toda su infancia fue pueblo, pastores, campo, cielo y soledad, disfrutando al mismo tiempo de la compañía de los demás niños en sus andanzas aventureras por la vega y la serranía cercana a su Fuentevaqueros natal.
Y aquella infancia tan larga que vivió le dejó una herencia maravillosa que sería una de sus más apreciadas virtudes: aquella alegría, aquel optimismo inagotable y aquella risa contagiosa que no le abandonó ni en los momentos más trágicos de su existencia; una risa de infancia y de campo, una risa silvestre.
¿Y qué imagen más radiante y alegre se puede rememorar de la infancia que la salida de los niños de la escuela? Euforia desbordante, incontrolada, espontánea. Y Lorca sabe expresarlo como nadie porque elige con habilidad el momento, el escenario y la palabra más precisa y bella: si todas las tardes del año se repite la misma escena al abrirse la puerta de los colegios para que los escolares puedan regresar a su hogar, podríamos caer en la rutina y olvidaríamos apreciar la magia que tiene ese instante. Por eso el poeta aglutina dos explosiones emotivas: la alegría infantil y la exuberante detonación de colores, olores, sensaciones y sentimientos que acompañan la llegada de la primavera (con su aire tibio de abril).
La calleja, siempre inmóvil, silenciosa e impasible se llena con los gritos y las canciones de los pequeños y parece cobrar vida y compartir el alborozo y la felicidad de los infantes. ¡Qué rotundamente hermosos son los dos versos que cierran el poema como un áureo broche forjado con palabras perfumadas!: "Un silencio hecho pedazos / por risas de plata nueva". Las canciones y risas de las niñas y niños son alegres, argénteas, noveles y con ellas se vuelve loco el aire tibio de abril y lo embriaga todo: el empedrado de la calleja, la fachada de las casas, la silueta de la escuela.
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